Mallorca. En esta isla única encontrará todo lo necesario para huir del ajetreo de la gran ciudad: cerca de 300 días de sol al año, playas impolutas, maravillosos paisajes mediterráneos, montañas pintorescas, tranquilidad, confort y seguridad, infraestructuras europeas y buenas comunicaciones de transporte, grandes posibilidades para la práctica de diversos deportes, para la diversión y para ir de compras, y, por supuesto, una excelente cocina que combina los productos ecológicos locales y los mariscos más frescos… Mientras tanto, puede confiar todas las cuestiones cotidianas y de organización a la compañía Mallorca DomServices.
1. Sóller y el «Valle dorado» de Sóller.
A 25 kilómetros de la ciudad de Palma se encuentra la singular ciudad de Sóller, rodeada por todas partes por altas montañas. No es casual que el sobrenombre que reciba sea el de «isla dentro de una isla», pues sus gentes siempre han tenido un especial modo de vida y ya en el siglo XIX crearon fuertes lazos comerciales por mar con Francia y organizaron la exportación de cítricos desde el «Valle dorado» de Sóller. Incluso hoy en día, si visita el pintoresco pueblecito de Fornalutx, podrá arrancar directamente del árbol las naranjas, mandarinas y limones más frescos y jugosos. Antaño, desde el puerto de Sóller, muchos mallorquines viajaban a diferentes países de Europa y América en busca de un vida mejor, pero más tarde, habiendo amasado cierta fortuna, muchos de ellos, o incluso sus hijos, volvieron a su Isla natal. Alrededor de cien años atrás estos «nuevos ricos» fundaron en la pequeña ciudad de Sóller un banco propio, decoraron la fachada principal de la iglesia en estilo modernista, construyeron multitud de casas palaciegas y una línea de ferrocarril propia. En estos sorprendentes trenes y tranvías, aún hoy, podrá viajar desde Palma hasta el mismo puerto de Sóller, donde en los restaurantes y cafeterías típicos podrá degustar las gambas rojas locales y el delicioso helado de Sóller procedente de la fábrica situada en la misma ciudad.
2. Valldemossa – pequeño paraíso.
Valldemossa es un precioso pueblecito con una historia milenaria situado en el mismo corazón de la Sierra de Tramuntana. Sólo 15 minutos de camino y se encontrará en un mundo diferente, entre olivos, cipreses y rosales, a la sombra de un palacio real y una cartuja medieval. Al pasear por las callejuelas de Valldemossa, tal como lo hicieran hace casi 200 años el compositor polaco Frédéric Chopin y la escritora francesa George Sand, ni se acordará de que a la vuelta de la esquina se encuentra la costa más salvaje y escarpada de Mallorca: la Costa Nord. Aquí cada casa de piedra del color del pan tostado inspira paz, pues desde tiempos inmemoriales la pastora Catalina Tomás, santa patrona y profetisa, protege a todos los habitantes de Valldemossa. Pruebe los dulces locales: la coca de patata, preparada con harina de patata, el granizado de almendra denominado «horchata de almendra», el zumo de naranja recién exprimido o el chocolate caliente casero y el sencillo encanto de estos parajes le cautivará al igual que ya lo hiciera con numerosos aristócratas, personas adineradas y celebridades.
3. Formentor – el Norte salvaje de Mallorca.
El Cabo de Fomentor es el punto más septentrional de Mallorca, denominado también punto de encuentro de los cuatro vientos. La mayoría de los viajeros prefieren alcanzar el precioso mirador y el histórico faro a través del serpenteante camino montañoso. Pero existe otra opción para conocer estos lugares, viajar por mar desde los pueblos turísticos del Norte Can Picafort, puerto de Alcudia o Puerto Pollensa. Sólo así podrá alcanzar las difícilmente accesibles calas rocosas de agua cristalina, contemplar a los habitantes del Mediterráneo (¡como los delfines!), a las aves marinas y rapaces que viven y anidan aquí, como los halcones, los petreles o los cormoranes. Una de las atracciones de esta parte de la isla es el lujoso y solitario hotel que se yergue con orgullo en una conocida playa donde los pinos se inclinan hasta tocar el agua. Es uno de los primeros hoteles construidos en Mallorca. Antaño personalidades como Grace Kelly, Laurence Olivier, John Wayne, Audrey Hepburn, Charles Chaplin, MikhailGorbachev, Winston Churchill, entre otros,disfrutaban aquí de su descanso.
4. Playa de Es Trenc – el «Caribe mallorquín».
La playa de arena de Es Trenc, de varios kilómetros de longitud, es un lugar donde podrá pasar el día entero a solas con la naturaleza, bañarse en un agua cristalina y templada por el sol, olvidarse de todos los problemas. Es una de las playas más cálidas, pues el viento del norte no llega aquí hasta bien entrado el otoño. Las horas de la tarde son especialmente agradables para bañarse disfrutando de la puesta de sol. En la playa no hay hoteles ni edificios, tan sólo un puertecito marinero y varios bares (algunos de los cuales están decorados al estilo hippie y en las tardes estivales celebran diversos conciertos en un ambiente distendido). Desde el pueblo vecino de la Colonia de San Jordi salen barcos hacia la isla virgen de Cabrera que se divisa desde la playa. Además, muy cerca se encuentran las salinas de «Flor de Sal», donde desde los tiempos de los fenicios y los romanos se extrae la sal marina homónima de la máxima calidad a la que se añaden especias mediterráneas y hierbas aromáticas.
5. Sa Calobra – cala de piratas.
Siéntase un verdadero pirata del medievo y conozca los misterios criminales de los contrabandistas visitando el lugar más enigmático de Mallorca: la cala de SaCalobra y el estrecho de Torrent de Pareis. No es casualidad que fuera uno de los lugares místicos de la película hollywoodiense El Atlas de las Nubes, cuya fábula versa sobre la interconexión de los espacios temporales. Hace unos 500 años el todopoderoso pirata y noble turco Barbarroja realizó paradas en esta costa para aprovisionarse de agua de los manantiales montañosos, y llenar las bodegas de víveres, robando a los habitantes locales y secuestrando a nobles y mercaderes o a sus parientes para obtener un suculento rescate. Actualmente este estrecho catedralicio con muros de 300 metros de altitud es visitado por multitud de turistas de todas las partes del mundo, que llegan en modernos autobuses a través de la vertiginosa y serpenteante carretera construida en los años 30 del siglo pasado por el ingeniero de las utopías Antonio Parietti con el único propósito de admirar estos parajes. Si visitara este lugar el segundo domingo de julio, cuando tiene lugar aquí un espectacular concierto coral, o repite la visita fuera de la calurosa temporada turística, comprenderá toda la belleza salvaje de esta cala y de este estrecho que cada año «roba» (aunque por poco tiempo) a los valientes turistas que se atreven a atravesarlo a pie.
Asimismo recomendamos que visite
La ciudad de Palma y su catedral – una bella y acogedora ciudad cosmopolita, catedral: un buque majestuoso, historia desde los tiempos de la Antigua Roma.
Puerto Portals – paseos en yate por las playas y las calas de la costa Suroeste, lujo, punto de encuentro, restaurantes en la playa.
La Granja – un museo sorprendente, antaño finca autosuficiente, conocer en un día toda la vida de la isla en los siglos pasados, microclima especial.
Puig de Randa y santuario de Cura – vista panorámica de toda Mallorca, filosofía del sabio Ramón Llull y leyendas, silencio, genuina cocina mallorquina.
Alcudia – fortaleza de juguete, rodeada de murallas de piedra, bonito puerto, la playa de arena más larga.
Cala Figuera – pueblecito pequero, fotografías del Mediterráneo, «llauts» embarcaciones típicas, pesca.
Capdepera – medievo, Mallorca rural, vistas panorámicas inolvidables, ausencia de turismo masivo.
Cala Mondragó – la cala más bella, agua de una tonalidad turquesa increíble, Reserva Natural.
Cuevas de Artà – maravillosa creación de la naturaleza, miles de años, inspiración para arquitectos.